sábado, 14 de febrero de 2009

¿Quién roba mis sueños?

"El Ladrón de Sueños" (Monica Lowenberg)

¡Que nadie se sorprenda!. Ya sé que pocos se imaginan que yo fui el ideador del revolucionario "iphone". No es que lo haya mantenido en secreto ni nada por el estilo; simplemente, alguien más avispado que yo, en algún sueño de esos exaltados en los que uno habla en voz alta, se apropió de esa idea tan ingeniosa.

No se admiten quejas, pues todo lo mejorable del extraordinario aparato no es producto de un error en su diseño inicial, sino de las prisas con que aquel ladrón, previendo que un tercero pudiese "re-robarle" tan exitoso proyecto, se apresuró a sacarlo adelante sin pensar en las consecuencias.

Ya desde niño soñaba yo con la idea de tener entre mis manos un artilugio semejante, que aunase tanta maravilla, incluyendo, por supuesto, la conexión a Internet; otra de las ideas que, por descuido, me fue sustraída de algún otro sueño inspirado.

Se ha convertido en mi compañero ideal; me susurra al oído, me tararea mi música preferida, me cuenta historias o me pone al día de lo que que acontece por el mundo... y encima ¡no discute por tonterías!. Quien pretenda sustituirlo, en lo que a compañía se refiere, lo tiene difícil. El listón ha quedado muy alto.

¡Gracias, compañero del alma, por hacerme la vida más fácil!.

domingo, 8 de febrero de 2009

Limpiando mi casita

"Spring Cleaning" (Joel Nakamura)

Hoy he decidido que toca limpieza en la casa...

Me abstengo de describir su actual estado, porque no quiero asustar a nadie. Es tal la molicie que me causa que, en vez de ponerme a ello, ya estoy sentado frente al ordenador, con mi súper pantalla, que justo ayer me di cuenta de que no la tenía bien configurada. El caso es que se veía muy bien, pero los colores eran un tanto artificiales, hasta el punto de que la vista se me cansaba más de lo normal. Después de enredar en los botonzucos de su frontal atiné a la primera y ahora mi súper pantalla se ve súper bien.

He de decir a mi favor que, mientras escribo esto, la lavadora ya está en marcha y para cuando termine no hay duda de que el aspirador ya habrá visitado los suelos de todas las habitaciones de la casa. Lo veo de reojo y me produce cierto rechazo, pero ¡prometo que lo haré!.

No he desayunado y aún tengo el recuerdo del chocolate que me tomé ayer en compañía de dos compañeras, y sin embargo amigas, preparado en la casa de una de ellas. Alguien se encargó de que la mesa estuviese repleta de manjares deliciosos "ad hoc" para la ocasión; magdalenas con mermelada, milhojas y bollos de mantequilla. ¡Cuánto he echado de menos estos bollos, al igual que los pastelitos de arroz, estando fuera de casa!. Basta que no lo tengas para que se te antoje.

Hoy me conformaré con café americano al estilo soluble, del que soy especialista.

Sin más dilación y no queriendo, pero debiendo, me iré acercando a esa máquina de la limpieza a la que tanto quiero, mientras escucho, como si de un mensaje subliminal se tratase, "Where do you think you're going" de los Dire Straits. Mejor no respondo no sea que me arrepienta.

jueves, 5 de febrero de 2009

Calamares en su tinta

"A Car Crash, Somewhere" (Harris Johnson)

¡Qué susto me he llevado esta mañana!

Como casi siempre, he salido del trabajo más tarde de lo que debería. A partir de la 1 p.m. aquello se queda bastante tranquilo y es entonces cuando mi cerebro se concentra para realizar diversas labores que, hasta ese momento, era incapaz; gente, ruido, música... vamos, imposible de centrarse dos minutos seguidos en cualquier tipo de tarea. Ni siquiera me ha dado tiempo a acercarme hasta la biblioteca donde me aguardaban unos restos de moscovitas (esos chocolates garrapiñados... uhmmmm) para matar el gusanillo matinal.

Para las 2.30 p.m. ya estaba en la calle, con paso tranquilo y con ganas de coger el coche para irme a comer y es que me esperaban unos calamares en su tinta deliciosos a los que sólo faltaba añadir un arrocito. Miranda, estupenda cocinera, se había encargado de lo primero; el arroz corría de mi cuenta, que tanto como eso ya sé hacer, aunque quede algo "sosingo".

El primer soponcio me lo he llevado al ir a buscar el coche. Yo, todo convencido, me he dirigido hacia el aparkaleku pero, hete ahí, su lugar estaba ocupado por otro vehículo; mira que te mira para un lado, para el otro y "na". El corazón a mil, pensando que me lo habían robado, porque estaba bien aparcado y con la OTA en regla, así que la grúa no había podido ser. Estaba a punto de coger el teléfono para llamar a la policía cuando me he percatado de que iba con un día de retraso; ayer lo había aparcado ahí. Hoy estaba un pelín más lejos. Jeje, qué cara de lelo se me ha quedado, aunque realmente aliviado.

Pues me he dirigido hacia allá y con gran placer me he sentado en el toledo (por cierto, hay que limpiarlo...) y he puesto rumbo hacia los calamares en su tinta. Iba yo conduciendo tranquilamente por el corredor del Txorierri tratando de atajar unos minutos cuando, de repente, un loco desalmado se me ha cruzado tratando de meterse por una de las salidas que estábamos a punto de dejar atrás. El locatis asesino se me ha puesto delante dando peligrosos bandazos y, por suerte, en uno de esos movimientos ha conseguido colarse por la salida deseada, eso sí, le han faltado pocos centímetros para darse con los pivotes, después de esquivar peligrosamente el pobre toledo.

Curiosamente, me he dado cuenta de que no suelo perder los nervios en este tipo de situaciones, pero, de todos modos, le he tocado la bocina sin parar, como un loco, hasta que lo he perdido de vista... ¡Me encanta la bocina de este coche! ¡Cómo suena! ¡Parece un camión!

Me he llevado un gran susto, pero creo que los que iban en el coche, en cuestión de segundos, se han puesto de varios colores hasta quedarse blanquecinamente pálidos y con una cara de susto...

Ya estoy en la cama, a punto de pasar un ratito con Morfeo, que ya me está llamando. Eso sólo quiere decir una cosa... ¡Los calamares estaban deliciosos!

Gracias Miranda.

"The Beast is Back" (Christopher Lee)